Los lugares altos de Tel Dan

Volumen 1, Unidad 1, Lección 4

September 27, 2020

La ciudad de Dan nunca debió ser parte del territorio de Israel. Durante la división de la Tierra Prometida, la asignación que le correspondía a la tribu de Dan no estaba ubicada ni siquiera cerca de esta ciudad en el extremo norte de Israel. Estaba más bien en la parte sur de la Tierra Prometida, cerca de Jope, en el límite con la tierra de  los filisteos.

Después de que a los descendientes de Dan les fue definitivamente imposible establecerse en la tierra que Josué les había asignado, escogieron trasladarse a tierra que no pertenecía a su parentela, la tribu puso su mirada en el norte, más allá de la frontera con Neftalí en la ciudad de Lais.

La ciudad era el lugar ideal para el nuevo asentamiento del nuevo capitolio de la tribu. Tenía vertientes naturales con abundante agua, una vegetación frondosa y fauna. Esas vertientes alimentaban y finalmente se convertían en el río Jordán, a unos cuantos kilómetros de distancia hacia el sur.

En Jueces 18, los descendientes de Dan se apoderaron de Lais con un ejército de 600 hombres, y la establecieron como la nueva capital del territorio de Dan. Sin embargo, lo que ellos hicieron provocó una reacción en cadena que atormentó a Israel durante los siguientes quinientos años.

Jueces 18:30, revela que después de llegar al nuevo territorio, los danitas incorporaron la idolatría a su adoración. La inclinación a este sistema unificado de idolatría no se había visto entre los israelitas desde el suceso del becerro de oro, que ellos mismos hicieron mientras se dirigían a la Tierra Prometida, en Éxodo 32. La adoración impura se permeó al resto de la nación de Israel y se convirtió en una norma socialmente aceptada.

Dan se convirtió en el eje de los sistemas idólatras y paganos, que guiaron a la ciudad a eventualmente convertirse en uno de los puntos centrales de adoración después del quiebre con el reino del norte de Israel. Esta ubicación hizo que la gente dejara la verdadera adoración en el Templo de Jerusalén, el lugar que Dios había dispuesto para la adoración. En vez de que la nación se unificara en torno a la adoración en el Templo, hubo división en el pueblo de Israel, debido a la adoración en diversos lugares como Dan.

Muchos años después de que la tribu de Dan comenzó a adorar ídolos, el rey Jeroboam levantó un becerro de oro y un altar en el lugar más alto de Dan. Allí había sacerdotes que no eran de la tribu de Leví y que no estaban calificados para servir. En el lugar alto había una gran plataforma, rodeada por un muro y el ídolo sobre ella. La que vemos hoy es una estructura de metal que representa la plataforma donde fue puesto el becerro de oro.

Lo que Jeroboam hizo fue una continuación de la adoración pervertida y maligna que comenzaron los danitas. Y eso no fue todo. Este lugar alto continuó desarrollándose con el tiempo, con las decisiones de otros reyes malvados, mientras que Israel persistía en desobedecer y adorar a su manera. La división del pueblo de Dios debido a la adoración en lugares como éste, jugó un papel clave en la eventual destrucción del reino de Israel en 722 a.C., y el reino de Judá en 586 a.C.

Hoy podemos ver las ruinas de esta impía forma de adoración, pero no vemos ídolos ni adoradores. Esto nos sirve como recordatorio de que, así como esas cosas pasaron, el Dios verdadero permanece.


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