Mayordomía práctica

Volumen 9, Unidad 4, Lección 25

November 26, 2024

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¿Qué es la mayordomía práctica? Es algo más que dar.

 

La mayordomía, según el diccionario, se define como la dirección, supervisión o administración de algo, especialmente la administración cuidadosa y responsable de algo que ha sido confiado a nuestro cuidado. En otras palabras, una buena mayordomía significa cuidar de todo lo que hemos recibido.  

 

Rick Ross, Tesorero General de las Asambleas de Dios cuenta que cuando era estudiante universitario, tendía a simplemente tirar su ropa sobre la cama; sin doblarla o guardarla. Y que alguien una vez le dijo: «Dios no te bendice con más porque no cuidas lo que ya tienes». Eso realmente lo detuvo y lo hizo pensar.

 

La idea detrás de la mayordomía es hacer lo mejor que podemos con lo que Dios nos ha dado. Cuando administramos fielmente los dones de Dios, Él a menudo nos confía más.

 

Un gran mayordomo siempre tiene un espíritu generoso. La generosidad es a la vez un mandamiento y una bendición bíblica. La esencia misma de esto se encuentra en Lucas 6:38, que dice: «Den y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida con que midan a otros, se les medirá a ustedes» (NVI). A veces, la gente ora porque necesita dinero, pero ellos mismos no dan. Su falta de generosidad posiblemente ha bloqueado el canal para recibir.

 

La mayordomía es un principio básico en el que se me encarga ser el guardián o supervisor de algo que pertenece a Dios. Él es el dueño y yo, el administrador. En Mateo 25:14–30 encontramos la parábola de los talentos. A un siervo le dieron cinco talentos, a otro, dos talentos y a otro, un talento, a cada uno según su capacidad. Dos de los tres siervos tomaron sus talentos y los multiplicaron antes de que su amo regresara. Fueron recompensados con un: «¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel!» (v. 21, 23, NVI). Pero el tercer siervo enterró su talento y su señor le dijo: «¡Siervo malo y perezoso!» (v. 26, NVI).

 

¿Qué podemos deducir de esto? No seamos como el siervo negligente y perezoso que recibió talentos de su señor y por miedo, decidió no multiplicarlos ni administrarlos bien.

 

Responde esta pregunta: ¿Qué ha puesto Dios en tus manos y que debes administrar bien?  

 

Hay tres áreas en las que todos podemos ser buenos administradores: tiempo, talento y tesoro.

 

¿Estás administrando bien tu tiempo? Todos tenemos 24 horas al día, siete días a la semana. ¿Qué hacemos con ellas?

 

La siguiente área de administración son tus talentos o dones. La Biblia dice que a cada uno de nosotros se nos ha dado al menos un don o talento. ¿Estás esforzándote para ser mejor cada día en tus habilidades? Si eres un artista, esfuérzate para ser un mejor artista. Si eres un predicador, trabaja para convertirte en un mejor predicador. Si eres maestro, trabaja para ser un mejor maestro. Sea lo que sea que te haya sido confiado, ¿estás dando lo mejor de ti?

 

La tercera área de la mayordomía tiene que ver con tu tesoro, o las finanzas. No es tan difícil saber si alguien usa el dinero con sabiduría. Te recuerdo que el dinero no es ni bueno ni malo; carece de sentido moral. Pablo señala que es «el amor al dinero… la raíz de toda clase de males» (1 Timoteo 6:10, NVI).

 

Dios quiere que seamos buenos administradores de nuestro tesoro, nuestros talentos y nuestro tiempo. Hoy, dedica un momento para reflexionar en oración: Dios te ha confiado algo. ¿Qué estás haciendo con eso?  

 

¡Que Dios te bendiga!


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