Volumen 7, Unidad 4, Lección 26
¿Te gusta el agua tibia? ¿el café? ¿la sopa? ¿o un refresco? ¿Lo escupirías de tu boca? ¿Prefieres lo que debe estar caliente, caliente? ¿Y lo frío, frío? Cristo se refiere a la tibieza cuando le habla a la iglesia de Laodicea.
Laodicea es mencionada cinco veces en el Nuevo Testamento, principalmente en la carta a los colosenses. Pablo menciona un profunda conexión entre la iglesia en ese lugar con la iglesia de Colosas, tal es el caso que Pablo pidió que los colosenses intercambiaran cartas con los creyentes de Laodicea después de haberla leído, ya que eran aplicables a ambas iglesias.
Pablo también envió una carta a Laodicea, pero por lo que sabemos esta se perdió. Sin embargo, muchos eruditos proponen con pruebas convincentes que la carta comúnmente identificada como «A los Efesios» podría ser la carta perdida a los Laodicenses. No estamos seguros de si Pablo visitó Laodicea en su viaje por la región, pero su mención de «muchos otros que nunca me conocieron personalmente» en Colosenses 2 (2:1, NTV) aparentemente implica que no visitó la iglesia de Laodicea.
La última referencia que tenemos de Laodicea la encontramos en Apocalipsis, capítulo 3. El mensaje a los Laodicenses no menciona nada positivo respecto a la iglesia. Es un mensaje de reprensión por su tibieza y su orgullo: «Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!; pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente, ¡te escupiré de mi boca! Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo» (Apocalipsis 3:15–17, NTV).
El adjetivo «tibio» habría hablado claramente a esta iglesia. La ciudad de Laodicea tenía un sistema de acueductos que traía agua a la ciudad desde varios lugares. Un sistema traía agua caliente y el otro traía agua fría. Cuando los dos se combinaban, el resultado era agua tibia que estaba llena de depósitos de calcio. El agua tibia era inservible, imbebible e inútil. No era de extrañar que Cristo se refiriera a esta iglesia como tibia. Sin duda este mensaje les llegó.
¿Qué opina de la expresión «tibio»? Es una condición desagradable. Es un estado de indiferencia que muestra falta de interés o de preocupación. Eran indiferentes a Dios. En el libro de Apocalipsis, la iglesia aquí fue amonestada porque pensaban que tenían todo lo que necesitaban, pero se habían olvidado de su Proveedor. El capítulo 3, versículo 19 dice: «Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia» (NTV).
¿Qué podemos aprender de la carta a la iglesia de Laodicea? En esencia, debemos ser fervientes por Dios en todo momento. Un esfuerzo a medias no es esfuerzo. ¿Eres tibio? Si es así, ¿qué disciplina necesitas desarrollar para dedicarte plenamente al Señor?