Volumen 9, Unidad 3, Lección 19
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Dr. Mike:
El sufrimiento es una parte de la experiencia humana de la que no nos gusta hablar. A veces es fácil sentirse abrumado o confundido por un diagnóstico terminal o por la pérdida de alguien cercano. Vivimos en una cultura basada en la facilidad, la comodidad y el confort, y no hay nada más inquietante, perturbador y espiritualmente angustiante que la experiencia del sufrimiento o la pérdida de alguien cercano.
Dr. Darla:
Para algunos, el sufrimiento que experimentamos no es visible en el exterior, pero es muy real en el interior. Cuando vi sufrir a mi hija de 23 años durante su batalla de cuatro años contra el cáncer, a la que sucumbió, no dudé de la existencia de Dios, pero me pregunté: «¿Por qué Dios no respondió a sus oraciones, a mis oraciones, a las oraciones de nuestra iglesia y a las oraciones de tantos familiares y amigos y la sanó?». Mi hija Whitney fue una brillante compositora y líder de alabanza durante su corta vida. Muchos cristianos fieles han tenido que vivir con el dolor de oraciones sin respuesta y han soportado largas temporadas de enfermedad o han experimentado inmensa angustia, trauma o tragedia. El sufrimiento de Whitney fue real, y ahora, el sufrimiento continúa para mí y mi familia. Si soy sincera, he dudado de que Dios se involucre, pero nunca he dudado de Su existencia.
Dr. Mike:
Su lección sobre el Siervo Sufriente está llena de profundas verdades. Para aquellos que se encuentran en una época de sufrimiento físico, mental o incluso económico en este momento, Dios no está alejado de ustedes, como algunos tienden a pensar. Esta lección les mostrará que Él se hizo carne y entró en la experiencia humana del sufrimiento, en parte para poder identificarse plenamente y comprender nuestro dolor.
Dr. Darla:
Si aún no ha sufrido o conocido una pérdida importante, entonces mantener su fe puede ser menos difícil, pero tenga cuidado de no juzgar a otros que están luchando con la duda mientras navegan por las complejidades de su propio sufrimiento y desafíos personales. He optado por aferrarme firmemente a mi fe porque he tenido encuentros divinos inexplicables que me han convencido de la realidad del Creador y de un reino más allá de éste. He encontrado personalmente el amor divino, la paz, la alegría, la gracia y la aceptación que no merecía. Así que, independientemente de lo que estés atravesando en este momento o de tus experiencias traumáticas pasadas, oramos para que abras tu corazón y tu mente a la comprensión de que Jesús, el siervo sufriente, también caminó en tus zapatos.
Isaías 53:3 dice, «Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado y no lo estimamos» (NVI).
